martes, 16 de junio de 2009

Las 8 Etapas en mi Camino de Santiago

Como comento en otro apartado, lo ideal sería no fijarse el objetivo en Kms de cada día, sino llegar hasta donde se pueda y en la forma que te pida el cuerpo; a pesar de eso, yo tuve un viaje programado ya que tenía reservado billete de avión de vuelta y no me apetecía perder su importe.






1ª Etapa: Roncesvalles-Puente la Reina 88 kms. (2 de Junio de 2.009)

Desayuno con madalenas y sobaos en el restaurante donde cené anoche y con mucha emoción emprendo el camino en solitario. En la carretera la paleta que indica a Santiago 793 Kms; me costó saber donde estaba el camino, que finalmente se tomaba a unos metros de ese indicador hacia la derecha. Una exuberante vegetación domina todo el recorrido hasta las inmediaciones de Pamplona; paisaje imponente con grandes tramos a la sombra de toda esa vegetación; sube y baja continuos con zonas escalonadas de roca y raices. Pienso que es uno de los tramos más agradables, además el sol luce pero no molesta. Poco a poco se va ascendiendo Mezquiri y sin casí darte cuenta has subido Erro; la bajada de ese segundo puerto es una pasada para los amantes de trialeras: sin demasiado peligro pero con alguna que otra zona tácnica; allí perdí una de las alforjas en pleno delirio trialero. (por suerte me dí cuenta cincuenta metros más abajo) Al final del descenso de Erro se llega a Zubirí, donde el camino tuerce a la izquierda antes de entrar en el pueblo a través de un medieval puente de piedra; me dí cuenta que había pinchado y aproveche para pedir un bocata en el bar de la carretera ( cruce 10 mts izda, chistorra tierna de 1ª) Bocata de 60 cms que me dejó nuevo para emprender la marcha. El camino discurre luego paralelo al rio hasta que llega a un area de recreo donde se hace senda estrecha para finalmente cruzar la carretera y subirse por unas peñas con barandillas rusticas de madera (afortunadamente) la carretera se queda abajo y por el camino cruzamos unas lomas en las inmediaciones de Pamplona.(la mayoría de ciclistas se iban por la carretera pero creo que el esfuerzo vale la pena) Entro en Pamplona por un parque con las antiguas fortificaciones amuralladas de la ciudad, siguiendo las indicaciones hasta el albergue donde sello la credencial, de ahí por el recorrido de los encierros salgo del casco antiguo para llegar a otro parque tambien con fortificaciones; ese es el punto peor señalizado en el cual estuve dando vueltas un cuarto de hora hasta encontrar la señal del camino en el suelo de una rotondita dentro del parque. Dirección Zizur donde encuentro un bareto que hace menú y me siento a comer. Me queda el alto del Perdón y me han aconsejado que lo suba y baje por carretera por la peligrosidad de su pedregosa bajada y lo descarnado de su subida; en el pueblo que precede al puerto encuentro un grupo de ciclistas de San Carlos de la Rápita que reposan a la sombra para tomar fuerzas( a esas horas el sol quema de forma brutal) Sin problemas subo el puerto al que gentilmente me ha orientado un ciclista Pamplonés, y despues de una bajada que llego a ir a 70 km/hora voy sin apenas pedalear a Puente la Reina, donde localizo rápidamente el Albergue a la entrada del pueblo
Despues de ducharme y hacer la colada me visto de calle y me doy una vuelta por la calle mayor que es el eje principal que atraviesa todo el pueblo hasta llegar al puente romano que dá nombre a lla ciudad. Allí conozco a Jordi de Paiporta y a Klaus, un austriaco que da conversación animada a todo el que se pone a tiro. Ceno en el segundo restaurante a menú de diez eurines con buenas viandas de la huerta navarra y corriendo al albergue que cierra a las 10:30.


2ª Etapa: Puente la Reina - Navarrete.- 92 kms.


A las 7:45 estoy en marcha atravesando el puente romano con dirección a Cirauqui; senderos anchos entre campos de cultivo y viñas que se vuelven estrechos y complicados por momentos; sube y baja constantes hasta llegar a Estella. Antes de Cirauqui hay dos menhires en una loma junto al cementerio; me paro y un italiano me echa una foto. Despues de ahi nos encontramos un tramo de calzada romana original con una zona central empedrada y dos arcenes de losas cuadradas que aprovecho para rodar algo más fino; luego un puente romanao semiarruinado sirve de tortuoso paso para cruzar el rio; rampas de exagerado desnivel a causa del trazado de la autovía; despues del siguiente pueblo hay una zona con escaleras que desemboca en una pasarela que cruza el rio hasta llegar a una zona más llana que discurre por camino ancho de cemento para entrar en Estella; allí me encuentro a Jordi (que conocí en Pte la Reina) segun me dice está caminando desde las 4:30 de la madrugada y finaliza su etapa allí mismo; como la compañía es grata, y despues de una fotos junto a la bonita iglesia románica, me voy a almorzar con él y charlamos relajadamente durante una hora. Despedidas y camino hacía Logroño; salgo de Estella por la nacional y despues de tres kms se divisa el indicador del monasterio de Irache; al lado las bodegas Irache, y justo detras la fuente del vino. Continuo el camino y me encuentro a Isaach, un ciclista de La Bañeza que parece llevar un ritmo parecido al mio; pedaleamos por ancho camino con suaves pendientes de subida y bajada, viñedos a destro y siniestro y un conjunto de paisaje y clima ideales; charlando llegamos a Los Arcos donde lleno el camel de agua y saludamos a un grupo de ciclistas asturianos que se disponen al aperitivo. Desde allí hasta Viana por un sinfin de sube y bajas cortos pero empinados que van cruzando la nacional repetidamente: Tomamos finalmente la nacional subiendo una rampas que con el sol mordiendo se hacen interminables; ya en Viana, con calor de agosto decidimos hacer un alto y tomarnos una isotónica cerveza. De allí hasta Logroño, donde Isaach da por concluida la jornada. A la salida de Logroño encuentro un restaurante de menú donde como a cuerpo de rey; retomo nuevamente el camino por el ciudado parque de San Miguel que conduce a un magnifico carril bici que se prolonga por dos kms rodeando un embalse donde hay gente pescando; luego unas rampitas, ligeros sube y baja y finalmente llegada a las 5:30 a la Villa de Navarrete donde pernocto esa noche. La segunda etapa se ha mostrado fatigosa por la didficultad orografica del camino y la elevada temperatura ambiental de la segunda mitad de la jornada.

En Navarrete aparte del albergue se pueden alquilar habitaciones por 30 euros en el Hostal Villa de Navarrete (frente al albergue) o apartamentos para 3 personas por 45€, que si vas solo se queda en 25€ (recomendable)



Destacar de Navarrete su espléndida Iglesia Mayor recién restaurada con un impresionante altar mayor completamente esculpido en madera revestida de dorados que impacta por sus dimensiones y reflejo al iluminarse para la celebración de la misa, cada tarde a las 8; a los peregrinos que asisten al culto, el párroco les hace entrega de una estampa de San Roque, patrón de Navarrete, deseandoles personalmente feliz camino. (recomendado)







3ª Etapa:Navarrete-Burgos.- 117 Kms

A las 7:30 y todos los bares están cerrados por lo que me tomo el café con leche en una máquina del hotel, donde me reencuentro con Gianni, un italiano de mi edad con el que compartí mesa en la cena de Roncesvalles y que hace el camino en bici, por carretera y pasando de albergues (patint lo justet) Ya no lo he vuelto a ver. Me meto por el camino como cada día con dirección a Najera donde contemplo atónito la cantidad de nidos que han construido las Cigüeñas empotrados en la roca arcillosa de un imponente cortado que limita la parte norte de la ciudad; salgo del pueblo por un alto y despues de un par de horas paro a almorzar en Azofra; en la calle hay unas mesas y me siento junto a un grupo de alemanes que practican español leyendo frases hechas de un folleto de agencia, con los que acabo entablando una divertida conversación. Dirección a Sto. Domingo de la Calzada; en mi cuenta kms hoy no salen los cálculos por lo que paso sin parar (error) y me enfilo a la carretera nacional despues de pasar por Redecilla, volviendo a retomar la tierra en Villafranca Montes de Oca donde hago un refrescante alto en una enorme fuente-abrevadero con un caño gordo de los que ya no se ven; en poco tiempo estoy en la base de la Pedraja, donde, siguiendo una calle por la derecha de la carretera empiezo la subida por un descarnado y superempinado camino hasta enlazar con una fina pista de tierra ocre clara, la cual presenta muy buen estado y me va a conducir hasta San Juan de Ortega; la subida es exigente pero el paisaje y la vegetación atenuan el esfuerzo y pedaleo entre una humeda y frondosa vegetación con abundantes helechos y robles (creo) de mediana estatura. Llego a una zona de recreo donde encuentro al primer peregrino en toda la subida; hago unas fotos y continuo subiendo hasta ver la carretera N-120 que discurre por debajo, al lado del camino. Empiezo a crestear por una zona de ancho desmonte que da la sensación que va a ser una futura autovia; llego a un embudo del camino con una pasarela que precede a una empinada pared de desnivel imposible de aproximadamente 40 metros y que me marco como el reto del día (plato peq. piñón grande, horquilla a 100 y el cuerpo p´alante)=reto superado. Continuo cresteando por un camino de 20 metros de ancho hasta que inicio una suave bajada que me conduce a San Juan de Ortega; el sitio está abarrotado de autobuses, turismos, peregrinos...etc, por lo que continuo hasta Ages, al lado de Atapuerca, en cuyo albergue me informo del camino a seguir hasta Burgos; atajo por Zalduendo y salgo a la N-120 donde localizo un Asador en Ibeas de Juarros donde le doy al cuerpo la recompensa que me pide: Plato único de carne a la parrilla, regado con un vino de la tierra que me dejó nuevo (Rte. Cantina´s Rutas Verdes) De allí por la N-120 a toda mecha dirección Burgos donde entro sobre las 5:30 de la tarde, dirigiendome a la catedral, en cuyas inmediaciones está el albergue municipal
De Burgos, llama negativamente la atención que la catedral está cerrada a cal y canto a los peregrinos, y que ni siquiera acudiendo al culto puedas visitarla ya que ofician en una pequeña capilla; si no pasas por caja y te integras en una visita guiada no ves la catedral, así que la inmensa mayoría de peregrinos encuentra cerradas las puertas de este templo. (???)
Sin embargo el albergue municipal es una pasada y resulta ser de los más baratos del camino (3€)
En Burgos conozco a Sergio de Silla con el que ceno y al día siguiente emprendo camino.
Pdta:Varios peregrinos de a pie me han preguntado si he conseguido subir la rochita de la pasarela.

4ª Etapa: Burgos- Terradillos de los Templarios.- 126 Kms.

Salida en falso en dirección opuesta y 4 Kms de propina; finalmente con Sergio de acompañante salimos al camino con fuertes rachas de viento frontal; el camino discurre casí por el arcén de la nacional por lo que decidimos rodar finito con una severa oposición ventosa. A las dos horas de pedaleo nos despistamos en un cruce y continuamos por la carretera perdiendo el camino; como ya es hora paramos a tomarnos el bocadillo y regenerar fuerzas. En el siguiente pueblo nos reencontramos con las indicaciones que nos conducen a Castrojeriz donde retomamos el camino: A la entrada del pueblo una bonita y aislada Iglesia nos invita a la parada, descubriendo ingratamente que no se puede ver el interior sin pasar por caja (???) un encuestador de la junta de Castilla-León nos somete a un grado 3 y nos pregunta hasta por nuestro equipo de futból (no veas nuestras contestaciones con el tema de pagar en las iglesias) Pasamos Castrojeriz con su bella y porticada plaza mayor y continuamos hasta llegar a un puente-pasarela donde se podía subir un corto pero empinado puerto, o bien hacer un rodeo de 4 Kms para evitarlo: recto y para arriba con el desarrollo más corto que disponemos; con 200 pulsaciones llegamos arriba y paramos a disfrutar de las vistas; allí nos encontramos a Jose Miguel, un madrileño de Velilla que se nos une al grupo; al poco corona el puerto otro ciclista de Alcira que tras charlar un momento continua en solitario; los cuatro coincidimos al poco en la paradita ante un puente medieval que nos llama la atención. Desde ese punto hasta Fromista vamos llaneando con ligero denivel ascendente y caminos pedregosos que junto al viento frontal y el desmesurado ritmo de relevos que llevamos van haciendo mella en el cuerpo humano; a la entrada de Boadilla del Camino, en plena tierra de campos me dá una pájara de esas que ves lucecitas, suerte que al poco nos topamos con el albergue de Putzu (pozo) donde me tiro mas de media hora haciendo acopio de azucar en forma de chuches y bebidas isotónicas. Como nuevos reemprendemos la marcha por una bonita zona que discurre junto al canal de Castilla hasta llegar a la ciudad de Fromista donde, despues de ver la excepcional iglesia, nos dirijimos a comer a la Fonda Marisa (recomiendo) Alli tomamos la ultima mesa disponible y creandose desde el momento de la entrada un ambiente de risas y buen rollete del que participaron todos los allí presentes sin excepción, y al que contribuyo en buena medida la propietaria del local. De tirón hasta Carrión de los Condes donde parecía que iba a descargar una tormenta; refrigerio en el bar y sacando pecho, con 100 kms en el cuerpo decidimos continuar hasta el siguiente pueblo a 13 Kms; una infinita y pedregosa recta nos separaba del destino, y con esa ociosa panoramica a Sergio le sobrevino una bajada moral de esas que te quieres morir: todo estaba mal y aquello le parecía una miiiii... Terapia de grupo: nos paramos, analizamos, comparamos, exponemos, mientras compartimos una barrita magnum de chocolate macizo que nos barniza la mirada y nuevos pedaleando contra el viento; tal fue el ánimo obtenido que al llegar al siguiente pueblo decidimos no parar y continuar hasta Terradillos, donde Putzu nos había hablado maravillas del albergue. Despues de salir a la nacional y subir varios repechones con rápidos relevos, llegamos exhaustos al albergue de Terradillo de los Templarios donde nos aseamos y celebramos la hazaña antes de la cena.





5ª Etapa: Terradillo de los Templarios-Astorga... 124 kms.

Despues de un buen desayuno y de revisar los elementos fundamentales de la bicicleta, salimos José Miguel, Sergio y el que suscribe por la nacional que discurre paralela al camino; las ráfagas de viento frontal nos ponen de nuevo las pilas y comenzamos a hacer relevos al más puro estilo "tour" A toda máquina hasta llegar a Sahagún donde Sergio busca cajero, sin demasiada fortuna por su parte, ya que acaba sin tarjeta, precisamente en una ofocona que está cerrada; despues de barajar posibilidades, Sergio se queda en Sahagún a la espera de una transferencia de su familia; José Miguel y yo decidimos continuar despues de visitar los monumentos más sobresalientes de la villa; tendidos sobre la llanura con dirección a Mansilla de las mulas, el camino discurre apartado de la nacional pero ofrece la posibilidad de tierra o asfalto, posibilidad esta última que tomamos para poder circular en paralelo e ir charlando acerca de "lo divino y lo humano" Llegamos a Mansilla y lo primero es hacerse la foto junto a la cruz de la entrada; una italiana ya entradita en décadas me gasta una bromita por la retaguardia, aludiendo a la belleza escultorica de la figura femenina a la que estoy adosado. Saludamos también a una familia francesa que vienen andando desde Marsella, con la emotiva estampa de unas andas fabricadas sobre el eje de una rueda en el que transportan a mano (entre dos) a su hijo tetrapléjico; es una estampa que no fotografié con la camara pero que creo que no se me borrará nunca de la memoria. De allí salimos a almorzar, y tras buscar un poco, finalmente encontramos a la salida del pueblo, a la izquierda, la "Taberna de....." (no recuerdo el nombre) que recomiendo sin dudas por su buena cocina y mejor educación. Con la tortilla dando tumbos salimos a las 12:30 dirección León, donde a buen ritmo llegamos a la 1:15 (Jose Miguel me hace un cascarrillo acerca del excesivo ritmo) Llegamos a la plaza de la Catedral y despues de las fotos de rigor y la visita al mágnifico templo (gratis) nos imvitamos mutuamente a unos vinitos de despedida en la plaza del Humedo (no os lo perdais) Hay dos tabernas, puerta con puerta y a cual mejor; te aderezan el vino con una croqueta de morcilla sabrosisima. Jose Miguel me acompaña hasta la parte nueva de León donde nos despedimos y yo continuo mi jornada dirección a Astorga. A los cuatro kms comienza a llover aunque de forma moderada; el viento continua arreciando frontalmente con lo que a las 3 de la tarde decido parar en un Restaurante de carretera y tomarme un bocadillo para dejar que escampe un poquito. Nuevamente retomo el camino por la nacional con fuertes ráfagas que me frenan el avance; a las 4:30 he de parar en una gasolinera para comprarme isotonicos y dulces ya que el cuerpo no me responde. Finalmente entro en Astorga a las seis de la tarde ya con el cuerpo y parte del espiritu totalmente desfallecidos. Visito el albergue de San Javier que está rebosante; finalmente tomo habitación en el Hostal "La Peseta" lugar que recomiendo de forma especial si se va de hotel y se quiere comer bien; allí cené despues e visitar el pueblo (palacio episcopal, Catedral por fuera...etc) donde cometí el error de pedir un cocido maragato, y digo error no porque no estuviese riquisimo, sino por considerar de locos hacerlo por la noche, pasando de la mesa a la cama; la errada pasó factura y estuve toda la noche con mal cuerpo










Con los últimos efluvios del cocido maragato de anoche, y tras un buen desayuno en "La Peseta" tomo de nuevo el camino intentando dar alcance a Javier, un ciclista de Huesca con el que conversé anoche despues de la cena, y que me comenta el conserje que hace 15 minutos que ha salido. El tramo entre Astorga y Rabanal es variado y entretenido, y se hace en un suspiro; en el albergue de las Aguedas paro a sellar y charlo brevemente con un ciclista italiano que llama la atención por su ligero equipaje ( bolsa de mercadona y un sombrero) y al que volví a ver en repetidas ocasiones durante todo el día. En Rabanal el cuerpo demanda combustible y paro a almorzar un buen bocata para preparar la subida; hago un pequeño recorrido para ver el pueblo y empiezo los primeros desniveles con el objetivo de la Cruz de Hierro (punto más alto de todo el camino) empiezo por tierra y cuando las rampas comienzan a empinarse me paso a la carretera que va cruzandose repetidamente y transcurre junto al camino; paro para intentar auxiliar a un holandés que va con un grupo de diez ciclistas, pero me veo imposibilitado ya que se ha cargado el eje del pedalier; le comento que en Ponferrada hay algunos talleres que le pueden ayudar (no pienso que es Domingo) La Cruz de Hierro se resiste, ya que cuando crees que estas llegando te falta lo más duro; finalmente se divisa su silueta y tras la obligatoria parada para dejar la piedra que llevo en las alforjas desde casa, prosigo el camino, esta vez todo de bajadita hasta Molina Seca; a mitad de bajada paradita obligatoria en El Acebo, para fotografiar sus tipicas casas y de nuevo a toda mecha hacia abajo; En Molina Seca llama la atención el Puente Romano de la entrada y el conjunto pintoreco que conforman las construcciones del pueblo. El albergue a la salida del pueblo tiene un diseño coqueto que invita a parar; allí charlo un rato con un peregrino que cura sus ampollas. De allí llaneando hasta Ponferrada donde me encuentro con dos ciclistas de Bilbao que me echan un par de fotos, y rápidamente hacia Cacabelos donde paro para comer ya que se ha puesto a llover (cuidado con los bares de Cacabelos ya que una Tapa equivale a una ración grande) Me tomo pues una tapita de patatas bravas (o sea 1 kg de patatas) y media de pulpo, que no es para tirar cohetes, pero se puede aguantar; continuo con la lluvia a traves de campos de cerezos (paradita y postre) hasta llegar a Villafranca del Bierzo, y de ahí con lluvia incesante hasta la imponente Villafranca del Bierzo; dudo entre quedarme en Villafranca o seguir ya que continua lloviendo bien; finalmente continuo hasta Pereje donde a pesar de ser as 4:30 de la tarde, decido quedarme en un coqueto albergue en la misma calle que cruza el pueblo, para resguardarme de la incesante lluvia que parece que no va a aflojar. El albergue no tiene hospitalero esta semana por lo que me acomodo y luego paso por un bar cercano para inscribirme y pagar. Despues de hacer la colada descubro ingratamente que la secadora no funciona por lo que saco mi cuerdecita de Decathlon e improviso un tendedero encima de mi camastro. Cena en el bar del pueblo donde pido de postre unas natillas que a las dos horas, ya en la cama me llenan de retortijones (de esos que no te permiten ni parpadear) quedando enteramente hueco cuando consigo llegar al aseo.












7ª Etapa, Pereje - Portomarín .- 98 Kms.

Lo primero que hago al levantarme es ver si se ha secado la ropa del tendedero; todo continua húmedo salvo el semitérmico que utilizo todos los días; dentro del mal el menos, de forma que empaqueto en bolsas la ropa mojada, y tras el desayuno en el bar de las "coliticas natillas" comienzo a pedalear llaneando al principio hasta coger un desvio de la nacional, por la vega del Valcarce, que a la izquierda me conduce por unos pueblos inmersos en frondosa vegetación y bellos rincones, alguna hermita de piedra y agua que rezuma por todo el terreno. El paisaje invita a ir despacio para grabar en la retina lo máximo posible; estoy con la moral a tope ya que me queda relativamente poco para llegar a mi destino; me quedo un poquito charlando con Jose Antonio, un chicarrón de 72 años, cargado con una voluminosa mochila que me comenta que ha iniciado el viaje en Somport (camino aragonés) me sorprende el ritmo que lleva causandome profunda admiración su poderío, tanto fisico como mental; de él me queda para el recuerdo una frase sin desperdicio: "las ampollas no estan en los pies sino en la cabeza" Muy a mi pesar me despido de él con la moral todavía más reforzada (falta me va a hacer hoy) El camino comienza a empinarse con el firme asfaltado y un ancho de cuatro metros; me encuentro a los dos colegas que me fotografiarón ayer en Ponferrada y los adelanto al poco para tomar, despues de unas endiabladas rampas, el camino de tierra semiempedrado que comienza a ascender O Cebreiro; el paisaje va ganando fuerza al tomar altura; al principio húmedo con resbaladizos cantos rodados pulidos de siglos que no me impiden continuar pedaleando hasta llegar a una zona mixta de profuso barro y detritus vacunos perfectamente texturizados; la subida es dura pero el fisico me responde a la perfección por lo que llego hasta el albergue Escucha de la Laguna de Castilla sin haber bajado de la bici más que veinte metros; allí me deleito con una ración de tortilla de patatas recién hecha y entablo una agradable y simpática conversación con un taxista y unos peregrinos de EE.UU. y Alemania (una chica americana ha subido en chanclas y no veas como lleva lon pies) Estoy contento porque no me ha resultado excesivamente dura la subida, continuando la ascensión por un camino cada vez más embarrado pero menos empinado; el paisaje es una impresionante postal hasta llegar al albergue de O Cebreiro; poco antes se ha puesto a llover, y arriba en la explanada comienzan las primeras ráfagas de viento mezclado con intensa lluvia. Nuevamente me encuentro con uno de los ciclistas de Bilbao que me echa una foto al pie de la cruz de O Cebreiro. Sin parar continuo el camino para bajar por una embarrada pista hasta Linares-Piedrafita; en Casa Jaime (tiene de todo, es como la tienda de los Olesson) me tomo dos cafés de pota tocados de brandy porque estoy empapado de pies a cabeza y medio tiritando; la dueña, para el ajetreo que tiene atiende exquisitamente; tomo fuerzas y continúo con lluvia incesante y por la nacional hasta llegar al alto do Poio; nada más llegar me encuentro al taxista del almuerzo, que va transportando mochilas de peregrinos, y me advierte que vaya con mucha precaución ya que hay rafagas de viento huracanado en la bajada del puerto; me lo tomo un poco a chufla ya que pienso que lo duro, que es la subida, ya lo he pasado. (craso error my friend) Despues de una fotito junto a la paleta del alto, ya cuesta mantenerse en pie a causa del viento, comienzo el descenso, el más duro descenso nunca realizado y una de las situaciones de supervivencia más dura por la que he pasado en toda mi vida. Estoy bajando la frontera natural de montañas que separa Galicia de Castilla, comiendome literalmente la galerna Atlantica con vientos polares que me impiden avanzar; una y otra vez se me para la bicicleta y tengo que hacer grandes esfuerzos para no ser tirado y arrastrado por ese bestial vendaval; no pasan ni diez minutos cuando empiezo a notar que las manos no me responden; entumecido casi hasta las axilas y con la cara como si de uralita se tratase; me cuesta abrir la boca y gesticular por en entumecimiento de la cara; una y otra vez tengo que parar y protegerme del viento haciendome un ovillo; por un momento creo que no voy a poder seguir y que alguien me encontrara alli como un filete Pescanova; al fondo del valle, como a unos 15 Kms se divisa desde lo alto Triacastela, y mi unico objetivo es bajar altura para evitar las hirientes ráfagas que me van congelando; me alivio momentaneamente cuando arrecia la lluvia pues esta más caliente que el viento. Sé que tengo que bajar como sea y me acuerdo de la frase de esta mañana "las ampollas estan en la cabeza y no en los pies" continúo sin saber como, dandome palmadas contra las piernas, alternativamente con ambas manos y tomo aliento en unas rampas algo más abrigadas; finalmente, despues de una eternidad, entro en Triacastela y busco desesperadamente cobijo en un bar; totalmente empapado me deshago de calcetines y prendas superiores y me coloco un polar que llevo en las alforjas; un cafe con leche y brandy; estoy temblando a lo bestia, no puedo casí hablar, me han de echar los azucarillos pues mis manos son dos mazos de hielo; una hora y cuarto después parece que voy recobrando temperatura; curiosamente el médico del pueblo entró al poco y estuvo casí una hora tomandose un vinito? la dueña del bar me confiesa que estaba atenta pues pensaba que me iba a desplomar; (nadie me dijo nada pero todos estaban atentos) Agradezco a Andrés, hospitalero del albergue, que entró en el bar y casí me obligó a que me diese una ducha caliente con toalla incluida; tambien me llevo a secar la ropa en la secadora mientras yo comía en un restaurante cercano. La cosa ya tomo otro color: ropa seca, estomago lleno, 37 grados de temperatura corporal y el alivio de haber superado la situación; solo el puro que me estoy fumando me puede dar mas satisfacción en esos momentos. A pesar de lo pasado, mi cabeza advierte que no he cumplido mi objetivo en Kms del día; miro hacia el noroeste y veo lo que en valenciano conocemos como "negror acollonant" o sea borrasca a la vista y justo en la dirección a la que me dirijo; dudo varios minutos y al final, desoyendo los consejos de Andrés, me cubro las botas con precinto y bolsas de plástico y me enfilo a la carretera a las 4 de la tarde, pedaleando a lo largo de prolongadas bajadas para finalizar con varios sube y baja, todo por buena carretera hasta ascender un puertecillo que me deja ver una bonita panoramica de Portomarín a lo lejos; comienzo a bajar y me cae nuevamente una copiosa lluvia que en tres kms me empapa nuevamente, esta vez recibida por contraste, de forma agradable por mí. A las siete de la tarde asciendo la empinada cuesta que sigue despues de cruzar el Miño, que embalsado en esa zona crea una bonita ensenada. Hoy voy a celebrar con habitación individual y un buen chuletón de carne que, aparte de llegar al objetivo, estoy vivo. Habitación en la fonda del Peregrino y cena en el restaurante junto al ayuntamiento.... recomendable.
Todavia tengo tiempo, antes de cenar, de acercarme al albergue donde charlo con un grupo de peregrinos de Alicante y Mexico, que al decirles que soy de Castellón llaman a un chico de Alcora con el cual hablo un rato. En la cena converso largamente con Juan José y Javier de Guadalajara, que hacen a pie parte del camino y con los que comparto coincidencia profesional.

8ª Etapa, Portomarín- Compostela: 98 Kms.
Con cielo nublado pero que de momento aguanta y la ilusión de la última etapa, tomo el camino como cada día que discurre paralelo a la carretera en un primer tramo recto de varios kms hasta llegar a una rotonda donde se desvía de la carretera para tomar una pista asfaltada que sirve de comunicación local a las diversas aldeas y parroquias que voy atravesando; se nota la proximidad de Santiago por el gran numero de peregrinos, que en parte han iniciado su camino en esta etapa o la anterior. El paisaje se vuelve de una exuberante frondosidad a cada paso encontrandome inmerso en bosques que se oscurecen por la densa verdor; grandes zonas de barro y charcos de una profundidad considerable; no se puede pedir más para uno de los tramos más bellos en su conjunto; les pido a dos italianas que me echen una foto y prosigo humedo camino hasta Palas de Rei donde el estomago me propone obligado avituallamiento; despues de atravesar una de las calles principales, en una estrecha rampa me meto en un bar con barricas a forma de mesa donde despues de varios intentos y casi tener que hacer un plano con explicaciones, consigo un bocata de tortilla con una loncha de jamón; parece que quiere llover y busco una ferretería (a falta de una tienda bike) para comprarme unos guantes de goma y cinta americana a los que rapidamente doy uso. Una amable señora me indica a la salida del pueblo que he equivocado la dirección, retomando la ruta y pedaleando sin parar hasta Arzúa, despues de haber pasado Melide sin parar en Casa Ezequiel (tal como me recomendó Mangri) ya que todavía no es hora de comer. En Arzúa se pone a llover nuevamente y tras una breve parada continúo ya por carretera en un sinfín de sube y bajas hasta llegar a Ferreiro donde encuentro el primer bar con pinta de que me den de comer; tres kms anten he hecho una paradita en un Estanco-Bar que hay junto a la carretera pues el cuerpo me pide ya algo sólido de forma urgente; el estanquero que en principio parece arisco, acaba siendo una agradable compañía que me dá buena conversación y ánimos. En el bar Casqueiro de Ferreiro (en la carretera) charlo con dos ciclistas brasileños que continúan su marcha mientras yo disfruto de una de las comidas más caseras y familiares de todo el camino; la encargada, es como el hombre orquesta ya que atiende en la barra, las mesas y es la cocinera; le he dicho que me prepare lo que quiera y el resultado ha sido perfecto. La emoción del último tramo me dá fuerzas y enfilo los últimos cuarenta Kms metiendo plato grande y tirando por los interminables subeybaja a ritmo de crono. Despues de un puertecillo algo más empinado llego a una rotonda por la que se accede a la autovía y en la que las indicaciones me desvían a la antigua nacional que pasa por las inmediaciones de Lavacolla; intento retomar el camino original pero la lluvia que arrecia me hace desistir de la idea, llegando al desvío donde a pesar del aguacero ya diviso el núcleo de Santiago; con inmensa alegría entro triunfal y siguiendo las indicaciones tomo una empinada calle con dirección prohibida que despues de varias consultas acaba conduciendome a la plaza del Obradoiro. La plaza está desierta de gente por la que está cayendo, lo que no impide que me situe en su centro y lleve a cabo el ansiado ritual frente a la Catedral; otro italiano me echa la foto de rigor y de allí a la oficina del peregrino a recoger la Compostela. Justo cuando estoy cumplimentando el formulario me dá un bajón el cuerpo y me desplomo al suelo patas arriba al más puro estilo Miura apuntillado; Recobro el conocimiento y me asusto al ver la nube de cabezas gesticulantes que me sobrevuelan y a las que no llego a entender (eran todos extranjeros) Ha sido claramente una hipoglucemia que me ayudan a resolver con chocolate y dátiles y de la que me recupero al instante. Allí mismo me informan del trámite para enviar la bicicleta por agencia y las posibilidades de alquilar habitación; esa misma tarde me recogen la bicicleta en la Fonda donde me hospedo.

Santiago: A las 7:30 llego ya vestido de calle a visitar la Catedral; hay poca gente por lo que no tengo que hacer cola para darle el abrazo al Santo y ofrecer una pequeña oración en su tumba. A esas horas se celebra una misa a la que me apetece asistir, y a la salida, tras comprarme un paraguas y darme un paseo por las Ruas de Villar y Franco, tomo mesa en el Bar Suso en la de Villar donde ceno a base de raciones y buena cerveza.
El Miercoles tengo todo el día para estar en Santiago y comienzo por un excelente rasurado de barda con masaje lumbar incluido en la peluquería Touriño que se encuentra en la calle paralela a la rua Villar (en la parte nueva) continuando con un almuerzo de reglammento con tortilla española recién hecha en una cafetería cercana. Cuerpo y espiritu listos para la misa de peregrinos que empieza como cada día a las 11:30. A las 11 ya están todos los bancos ocupados; el templo se va abarrotando por momentos de peregrinos que han entrado durante la mañana, con sus mochilas y sus máculados pero satisfechos semblantes. La misa, altamente emotiva se acompaña de bellos cánticos animados por una monja que asiste la liturgia, y que confieso que me calaron en lo más profundo, hasta e punto de hacerme soltar unas lágrimas. Recomiendo especialmente la asistencia a esta misa de peregrinos seas o no creyente.
El resto de la lluviosa jornada en Santiago transcurrió entre las ruas citadas, comprando souvenirs, tomando cañas y conversando con gente de variado pelaje. Me preocupé de averiguar donde se comía buen pulpo y me fui a comer a la pulpería Os Concheiros (justo en la rotonda donde el camino entra en el núcleo antiguo) allí me sirvieron ración y media del mejor pulpo jamás comido por mí, acompañado de una botella de riquisimo y extrafrio Ribeiro. (no os lo perdais) La merienda-cena en O Bispo, bar de tapas en la rua de Franco, con la mejor y mayor exposición de tapas con marisco nunca vistas; la vieira con gambas quita el hipo.
Al día siguiente a primera hora autobús a Lavacolla y regreso en avión con escala en Madrid.

La realización del camino ha resultado ser una experiencia única, diferente y sobretodo especial, con momentos agradables y duros que sin duda recomiendo y que con toda probabilidad voy a repetir cuantas ocasiones me sea posible.

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